Era un día a soleado en aquella aldea, un joven se acercaba hacia las puertas de la aldea, era un joven un poco extraño ya que portaba una gabardina que le cubría desde los pies hasta el cuello, una gabardina color café, sin embargo no se veía amenazador, dicho joven era un rubio de una altura considerable de entre 1.65 a 1.70 metros de altura, su complexión era delgada, y en su ojo portaba un parche color negro.
La cara de aquel joven expresaba una cierta quietud poco común puesto que no se lograba ver que reflejara una expresión si no que todo lo contrario se veía extremadamente calmado, como si las cosas en su alrededor no le importaran la gran cosas. A simple vista no se lograban ver algún tipo de arma o alguna banda que lo distinguiese de alguna otra aldea, solamente parecía un simple viajero, por lo cual pasar desapercibido seria posiblemente lo mas fácil ya que aquella gabardina que llevaba hacia que se ocultara o por así decirlo pasara desapercibido y que su esencia no se sintiera, aun los shinobis sensoriales se les dificultaría y les tomaría tiempo, no era algo normal que eso pasara después de todo estaba usando su aditamento que no hace mucho había mandado a forjar.
Su paso era algo veloz pero tomo su tiempo para llegar a las puertas de la aldea, aparentemente no había shinobi que resguardara las puertas de aquella aldea, parecía ser que todo el que entrara era bienvenido, era algo absurdo pero es lo que parecía, sin embargo aquel joven no le importo y solamente siguió su camino adentrándose a un paso muy leve, mientras que con su paso solamente observaba a la aldea con su ojo descubierto
Que lugar tan pacifico y a la vez tan aburrido...
solamente camino y camino y camino y camino.... esperando encontrar a alguien con quien hablar. Que al paso de varios metros fue interceptado por un chunnin de la aldea y sin esperar respuesta rápidamente cuestiono al joven que se encontraba de frente a este. - Dime quien eres y que buscas en esta aldea, o de lo contrario morirás en este sitio - Estas fueron las palabras hechas por el shinobi a cargo que no dudaría en actuar de ser necesario.
- Maravilloso, hubiera pensado que demorarían mas en atenderme pero necesito comunicar algo de vital importancia y al ser tu un cargo de alto rango te lo haré llegar ya que no espero que me permitan hablar con su hokage, así que toma, ahí esta todo descrito a detalle, un placer, debo irme -
Sin mas que decir este entro una especie de carta que sin esperar a la respuesta que pudiera darle rápidamente tomo rumbo hacia las puertas y comenzó a alejarse del lugar.
La cara de aquel joven expresaba una cierta quietud poco común puesto que no se lograba ver que reflejara una expresión si no que todo lo contrario se veía extremadamente calmado, como si las cosas en su alrededor no le importaran la gran cosas. A simple vista no se lograban ver algún tipo de arma o alguna banda que lo distinguiese de alguna otra aldea, solamente parecía un simple viajero, por lo cual pasar desapercibido seria posiblemente lo mas fácil ya que aquella gabardina que llevaba hacia que se ocultara o por así decirlo pasara desapercibido y que su esencia no se sintiera, aun los shinobis sensoriales se les dificultaría y les tomaría tiempo, no era algo normal que eso pasara después de todo estaba usando su aditamento que no hace mucho había mandado a forjar.
Su paso era algo veloz pero tomo su tiempo para llegar a las puertas de la aldea, aparentemente no había shinobi que resguardara las puertas de aquella aldea, parecía ser que todo el que entrara era bienvenido, era algo absurdo pero es lo que parecía, sin embargo aquel joven no le importo y solamente siguió su camino adentrándose a un paso muy leve, mientras que con su paso solamente observaba a la aldea con su ojo descubierto
Que lugar tan pacifico y a la vez tan aburrido...
solamente camino y camino y camino y camino.... esperando encontrar a alguien con quien hablar. Que al paso de varios metros fue interceptado por un chunnin de la aldea y sin esperar respuesta rápidamente cuestiono al joven que se encontraba de frente a este. - Dime quien eres y que buscas en esta aldea, o de lo contrario morirás en este sitio - Estas fueron las palabras hechas por el shinobi a cargo que no dudaría en actuar de ser necesario.
- Maravilloso, hubiera pensado que demorarían mas en atenderme pero necesito comunicar algo de vital importancia y al ser tu un cargo de alto rango te lo haré llegar ya que no espero que me permitan hablar con su hokage, así que toma, ahí esta todo descrito a detalle, un placer, debo irme -
Sin mas que decir este entro una especie de carta que sin esperar a la respuesta que pudiera darle rápidamente tomo rumbo hacia las puertas y comenzó a alejarse del lugar.
- Carta:
- “No me queda mucho tiempo. Escribo esta carta… No sé para quién, para todos, para todo el que pueda leerla.
Estoy encerrado en uno de los calabozos donde esos tipos encierran a los futuros sujetos de pruebas. Lo que sé es que los que salen no vuelven ya, yo tampoco lo haré.
Imagino que todo se estará convirtiendo en un caos, asi que intentaré revelar lo poco que he conseguido en mis días aquí. No todo está perdido.
La organización Alfa, asi se llaman, y su plan… “Resurrección”, imagino que ya habréis podido adivinar por qué.
Tienen laboratorios bajo tierra en numerosas partes del mundo, algunos bajo bosques, otros incluso bajo locales que tienen comprados. Los pude seguir hasta un bar de Rayshin, les pude ver ocultándose en una trampilla bajo una alfombra. Aquel trozo de madera tenía grabada una “A”, imagino que referente a su nombre.
Después… Se apagó todo y cuando desperté estaba aquí.
Ocultan su rostro bajo capuchas porque en su frente también tienen grabada una “A” con fuego. Malditos lunáticos asesinos… Me contaron que en principio su plan era el de hacer ninjas más poderosos. Funcionó, consiguieron una droga inhumana, y ahora esos ninjas se encuentran en sus filas.
Debido a su éxito, después quisieron más, y se pasaron al sitio donde nadie debe tocar. Intentaron resucitar a los guerreros caídos.
Durante unos minutos, o incluso unas horas o días, funcionaba, pero después iban gastándose, perdiendo la cabeza, convirtiéndose en monstruos.
Ahora, su plan es muchísimo peor… Intentan controlarlos.
Alguien debe detenerles, no puedo imaginar qué ocurrirá si lo logran.
Tienen el antídoto, esa es la clave. Les oí hablar de él, pero nadie suelta nada, y tienen pinta de no decir nada ni siquiera en la peor tortura. Sólo tengo un nombre, “T’hor”.
Lo único que te pido a ti, seas quien seas, es que por favor hagas correr esta carta o compartas tu información con todos los que puedas. Puede que nuestro destino esté en tus manos… "